Asimismo es una gran impulso para prestar una asistencia mucho más concreta: detalla “Llámame en el momento en que desees” o “Estoy aquí para lo que precises”. Por servirnos de un ejemplo, asimismo tenemos la posibilidad de sugerirte para guiarte con las tareas cotidianas que, tras el desastre, tienen la posibilidad de ser mucho más complejas de contemplar, toma la idea de llamar a la persona en desafío, reunirte con ella, etcétera.
Otra forma de asistir es comunicar con los que están de desafío de qué forma hemos vivido otras pérdidas. No todos sentimos lo mismo ni con exactamente la misma intensidad, pero comunicar nuestra experiencia puede serte útil y bueno. Dejarse asesorar por el respeto a la experiencia del otro (el desafío es subjetivo y por consiguiente personal) y estar cerca del débil por la vericidad son 2 componentes clave para asistir en el desafío.
Fomenta tus recuerdos:
«Lo que una vez nos divertimos, jamás lo perdemos. Todo cuanto amamos intensamente se transforma en una parte de nosotros».
Hellen Keller
Respetar las pretensiones de los débiles
En el final todo es dependiente de las pretensiones de cada uno de ellos, pero es primordial prestar atención a las pretensiones de los afligido. Pues, si vamos en oposición a estas pretensiones, el desafío puede empantanarse o complicarse. De forma frecuente, las pretensiones de los débiles no encajan con las pretensiones del ambiente que no sufrió la pérdida. En este contexto, la distancia entre unas pretensiones y otras es lo que puede producir en un inicio una “crisis” en la relación.
Por otra parte, el desafío supone una revisión de preferencias y también intereses vitales que puede conducir a un cambio en la relación.
Y en este sentido, sólo algunas de las parejas están dispuestas para “aguantar” estos cambios. Muchas parejas en estas ocasiones “idealizan” la relación que tenían antes de la pérdida. Pero de todos modos, el desafío solo revela o resalta una situación que existía, y que en este momento sencillamente se regresa mucho más visible.
Deja que viva su desafío
Para ganar un desafío hay que vivirlo. Es imposible sobrepasar lo que no se ha experimentado. Por ende, deja que tu pareja sienta su mal y pase por las distintas etapas del desafío. Intente no mover, intente no apretar, solo intente ser comprensivo y emotivamente comprensivo.
El desafío es un desarrollo habitual, si bien a veces puede volverse patológico. En el momento en que se dificulta, lo conveniente es que la persona asista a un profesional de la salud a fin de que le brinde la asistencia precisa.
Respeta su silencio
Si no desea charlar de lo que pasó o de sus sentimientos, no le preguntes todo el tiempo y no emplees el chantaje para comenzar a charlar.
En el momento en que esté listo, procurará el instante de expresar todo cuanto pasa o pasó en su cabeza.