Como dicen, la distancia excita el corazón. Muchas son las personas que, en algún instante de su historia, están en una situación generalmente llamada como “relación a distancia”. Al comienzo puede ser bien difícil, los 2 deben acostumbrarse a no verse todos y cada uno de los días, pero ocasionalmente si la relación es fuerte, permanente y saludable, la distancia es solo de números. Lamentablemente para otra gente, las relaciones como esta no duran bastante y una razón común es que la gente sencillamente no son suficientemente pacientes. Pero afortunadamente para ti, los próximos diez métodos tienen la posibilidad de guiarte a estudiar a ser mucho más tolerante en una relación a gran distancia:
Aquí existen algunas técnicas para ser tolerante y tener un matrimonio feliz:
- Dale a tu pareja tu atención. Suena evidente, pero es increíble lo común que es que las parejas hagan otras cosas mientras que discuten. Deja esa quesadilla y enfréntate a tu mujer. Y con eso te quitaste media furia.
- Di, por servirnos de un ejemplo, “Comprendo…” Si tu mujer viene a ti con un inconveniente, no le des un consejo inmediatamente. No le afirmes que lo chupe o que corra hacia el estúpido que hace las copias en su oficina. En cambio, asiente con la cabeza. A los humanos nos atrae expresar nuestras riñas: déjalo ser.
- No niegues las conmuevas; mejor, nómbralos. Escúchate a ti y te vas a dar cuenta de la continuidad con la que descartas las conmuevas del resto. («No pasó nada», «tras un tiempo te olvidas», «no lo logró a propósito»). Esto prácticamente jamás es útil. Mejor: Expresa la emoción o sentimiento de tu pareja, ponlo en expresiones: “¿No nos invitó a la asamblea? Lástima: la invitaste a tu celebración de cumpleaños hace un par de meses.
Atención, lo esencial es ser sutil. Si es bastante evidente que andas intentando a tu pareja tal y como si tuviese cinco años, se enterarán y te afirmarán que te vayas al infierno. Me pasó a mi. No es un matrimonio feliz.
¿De qué manera perjudica la disfunción eréctil a las mujeres?
Las mujeres, en especial las que son mamás, tienden a responsabilizarse del confort de sus familias. Si algo anda mal, suponen que deben arreglarlo. Si alguien tiene un inconveniente es la mujer que mira, adivina y pregunta. La sospecha es una característica muy femenina. En el instante en que aprecien que a su hijo le está yendo mal en la escuela o que su hija ha roto con su novio, en el instante apreciarán cambios en el accionar de su marido, con independencia de la prueba en cama.
La primera reacción puede ser culparte por la carencia de interés sexual de tu pareja. Si el hombre no logra tener una erección desde el comienzo o no la sostiene a lo largo del coito, lo mucho más posible es que crea que el marido le resulta infiel, que ella no hace lo que él desea o que no lo realiza mucho más atrayente.
La paciencia no debe malinterpretarse con la pasividad
En verdad, esta es la auténtica clave. Tenemos la posibilidad de ser pacientes, tenemos la posibilidad de realizar de la paciencia nuestra mejor virtud pues nos asiste a investigar mejor la situación, a entender ver, a meditar. No obstante, todo este desarrollo de adentro debe dejarnos ver la auténtica situación.
Un individuo tolerante no posee por qué razón ser pasiva. La persona pasiva hace de la tolerancia su forma de vida, admitiendo el abuso hasta el punto de revisar de primera mano de qué manera se vulnera su integridad. Y eso es algo que jamás debemos aceptar.