Ya no eres su prioridad. Vivir con. Es tu culpa, de todos modos.
No eres la persona con la que puede contar cuando necesita apoyo. No eres el hombre al que puede llamar en medio de la noche si no puede dormir o si está ansiosa.
La ignoraste y ella fue la última en tu lista, lo que pasó factura. Tu comportamiento, tu lado frío e indiferente la alejó.
Le enseñaste a nunca confiar en ti. La hiciste pasar cada momento de su vida, feliz o infeliz, completamente sola.
Pero no sabías que le estabas haciendo un favor. No sabías que un día se volverá tan independiente que se preguntará qué está haciendo contigo.
Cada fase de su relación, cada bache que ha encontrado en el camino, ella lo ha superado sola.
Las únicas personas con las que podía hablar eran sus amigos. No te sorprendas si sus amigos importan más que tú.
Le enseñaste que nunca estarás allí. Ni siquiera le molestó no poder venir a verte o confiar en tu ayuda o apoyo.
Se ha vuelto tan común. Al principio le dolía, pero a medida que pasaba por lo mismo una y otra vez, no le importaba.
Sabía que la única persona con la que podía contar era ella misma.
Le enseñaste que su voz era muda, como en una pesadilla. Podía gritar, pero no salió nada. Nunca escuchaste nada.
No querías oír nada. Era mucho más fácil ignorarla y dejar que se manejara lo mejor que pudiera.
Le enseñaste que no te preocupabas por ella. Con cada movimiento descuidado y mirada indiferente, le mostraste lo egoísta que eras.
Está bien amarte a ti mismo. Pero, por lo general, amarse a sí mismo hace posible amar aún más a los demás. Pero no en tu caso. Fuiste demasiado egoísta.
Ella seguirá adelante sin ti. Es solo cuestión de tiempo. Le enseñaste a hacer planes por su cuenta.
Le enseñaste a mirar hacia el futuro sin ti. Le enseñaste a ser independiente, pero no tenías idea de que terminaría excluyéndote de su vida.
Un día ella estará harta de ti. Ella no dudará en dejarte. ¿Y sabes lo que pasará? Te quedarás solo e infeliz y ella sabrá que la extrañas, pero no le importará. Fuiste tú quien lo aprendió.
No se sorprenda si ella no intenta ponerse en contacto con usted. No finjas que no lo has ignorado durante todo el tiempo que han estado juntos.
No te sorprendas si ella no quiere tener nada que ver contigo. Le enseñaste a ser egoísta ya pensar solo en sí misma. Eso es lo que hacías todos los días.
Ella siempre era la que se callaba y hacía lo que uno quería. Siempre era ella quien tenía que tener cuidado de no molestarte. Quería que fueras feliz y no te importaba cómo se sentía.
No se sorprenda si cambia. Le enseñaste que solo tienes que cuidarte. Ahora sabe que está bien actuar así.
No te sorprendas si se vuelve hacia sí misma y se convierte en la persona que era antes de conocerte. Solo para advertirte, no te gustará.
Ella abrirá los ojos y verá que la trataste menos de lo que se merece. Poco a poco se dará cuenta de que todo lo que ha sido para ti es un plan de respaldo.
Poco a poco se dará cuenta de que era completamente invisible en su relación.
Prepárate para ser lastimado. Prepárate para que ella te trate de la misma manera que la trataste a ella.
Te mirará a los ojos y no sentirá nada. Serás como un extraño y ya no la persona de la que ella estaba enamorada.
No te sorprendas cuando ella se vaya. No te sorprendas de que ya no te necesite porque nunca hiciste un esfuerzo por conservarla.